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09 de agosto, 2020

Por

 elchemachow

Los domingos en la 4a. dimensión del Jazz

Los domingos me despierto tarde, tengo en mente hacer algo, algo que dije que lo dejaría para el domingo, peor llega el domingo y no me dan ganas de hacer nada, mi perro me recuerda que hoy es “Dogmingo” y que le debo una caminata por toda la colonia, sin darme cuenta él es quien me anima a salir y a vivir este día como lo viven las demás personas, sobre todo las personas que se permiten vivir la vida, las que no están siempre presionadas y se dejan llevar por el transcurso del tiempo, que por cierto, es la trampa dimensional que aprisiona nuestras almas inmortales.

Einstein decía que en la 4 dimensión podrías existir en todas tus edades y en todos tus momentos, pero como no la podemos percibir, nuestra mente decide qué hay que vivir y disfrutar cada momento de nuestra existencia, porque no se va a volver a repetir.

Y así es como inician mi domingos, con preguntas existenciales y masajes cerebrales que estimulan y entretienen mi mente.

El jazz es como si inyectara directamente café americano negro a mi cerebro y como heroína mandara estímulos nerviosos a todo mi cuerpo para calmar la ansiedad que causan los domingos en esta etapa de mi vida.

No hay pretensión, no hay recomendación musical, no hay ninguna intención doble al mencionar al Jazz, solo pienso que la madurez de un alma debería de medirse en qué tanto comprendes y estás abierto a percibir el arte, a dejarte llevar por la esencia de una obra y qué tan arriesgado eres para extenderte en ese viaje.

Los domingos para mí son de Jazz porque siento que los vivo en una cuarta dimensión, donde el tiempo y el espacio son uno, donde todos mis yo de todas mis edades y momentos se juntan en una big band y vibran juntos en un jam interminable, donde siento la paz y la calma de un abuelo de 90 años tocando el saxofón, la inquietud y creatividad de un niño de 8 años, haciendo sonar la batería y la sensibilidad apasionada de un hombre de 37 años que establece la melodía con séptimas en el piano…

…Mientras esta nota se escribe en mi mente, a lo largo de un paseo en mi automóvil clásico descapotable modelo 1969 en mi cumpleaños número 58.

Les mando amor en todas las dimensiones, desde todas mis edades y desde todos mis momentos.

¡Feliz domingo!

José Cordova.

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